NACIÓN

Es tiempo de insistir en la paz. Por: Jorge Ancizar Cabrera

Por: Editor Ibagué - Publicado en septiembre 21, 2020

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Por: Jorge Ancizar Cabrera Reyes.

La Paz Global, y de Colombia, sus  Regiones en tiempos de pandemia y después de ella.

"Todos los bienes de los hombres consisten  en la salud, en la libertad, en la paz y en lo necesario". Filósofo  Alejandro Pope.

Hoy 21 de septiembre es el día internacional de la paz, ahora en tiempos de pandemia y después de ella el mundo debe tomar esta lección para toda la humanidad buscando acabar con la política armamentista y procurando evitar toda forma de conflicto y  de guerra  a nivel del planeta con políticas globales ya establecidas en las Naciones Unidas, en tratatados y protocolos internacionales, ratificados  en los distintos países y en sus  ordenamientos jurídicos  para que se cumplan a cabalidad.

En lo que hace relación a Colombia en este tema de la paz, hay que lograrla  a toda costa para implantar la cultura de la paz y la no violencia y así  derrotar esta guerra violenta que acaba a diario con la vida de los colombianos  y la muerte de campesinos, indígenas, afrodescendientes, jóvenes y líderes sociales.

Las regiones tienen que ser unos centros de poder regional, parte del poder del Estado, de todo el poder del Estado no exclusivamente del poder administrativo. Esa es la gran tarea que tienen por delante los dirigentes nacionales entendiendo que solo en la medida que se supere la actual distribución territorial se podrá superar las condiciones de atraso que imperan en muchas regiones.

Los dirigentes políticos y  económicos deberán comprender que la participación política incluyente y la producción económica están determinadas por las condiciones de funcionamiento de las entidades territoriales.

No es posible que el actual esquema territorial se sostenga sin mantener el estado de postración y mendicidad que hoy caracterizan a las relaciones entre los municipios,  departamentos y el gobierno central.

Podría pensarse que no existen perspectivas de cambio diferentes a las derivadas del escaso propósito de reforma que han tenido las administraciones post-constituyente del 91, que no han demostrado ningún esfuerzo por impulsar la aplicación real del mandato del constituyente primario, posiblemente fruto de un crudo realismo que las mayorías existentes en el parlamento se verían menguadas si se pretende cambiar las condiciones que hoy soportan la actual dirigencia política que miopemente cree que vería perdido su fortín político regional.

De esta forma es posible que en el inmediato futuro  no quede otra alternativa que el Estado de manera tajante, se ocupe de formular un nuevo esquema de organización territorial, como una de las tareas que el país tiene por delante al igual que apoyar y cumplir los acuerdos de paz de la Habana y los que se deben ir definiendo con las diferentes fuerzas insurrectas y al magen de la ley.

Además cumplir con la curules de paz para las víctimas,  para que haya unos verdaderos representante que han sufrido en carne propia los rigores de la violencia y por ello es una necesidad sentida de su representación en el Congreso de la República.

La descentralización y la regionalización, así como el ordenamiento territorial son problemas de fondo, porque diseñan el Estado que se quiere, con el proyecto de país compartido que anhelamos todos; es la fuerza determinante de la reconstrucción de la nación, apóstemole a ello para salir de esta crisis agobiante.

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