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Hijo y nieta hacen conmovedora carta póstuma a su ser querido

Por: Resumen De Noticias - Publicado en marzo 22, 2019

Por: Carlos Eduardo Hernández Durán exfuncionario de la alcaldía de Ibagué en homenaje para su padre fallecido 

Falleció el padre del exdirector de la Umata en la alcaldía de Ibagué durante varios años y reconocido profesional de Ibagué Carlos Eduardo Hernández Durán, en momentos  previos el señor Luis Eduardo Hernández, le pidió a su hijo y a su nieta que no lo lloraran porque fueron muy felices, por eso determinaron escribir esta sentida carta (algunos apartes son tomados de otros escritos pero la mayoría es autoria del hijo y la nieta :

Papá el Señor te tenga en su gloria descansa en paz......gracias por mi vida te extrañare por siempre 
Luis Eduardo Hernandez Reyes 1935 - 2019

Cuando yo me vaya, no quiero que llores, quédate en silencio, sin decir palabras, y vive recuerdos, reconforta el alma.

Cuando yo me duerma, respeta mi sueño, por algo me duermo; por algo me he ido.

Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada, y casi en el aire, con paso muy fino, búscame en mi casa, búscame en mis libros, búscame en mis cartas, y entre los papeles que he escrito apurado.

Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco y puedes usar todos mis zapatos. Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama, y cuando haga frío, ponte mis bufandas.

Te puedes comer todo el chocolate y beberte el vino que dejé guardado. Escucha ese tema que a mí me gustaba, usa mi perfume y riega mis plantas.

Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima, corre hacia el espacio, libera tu alma, palpa la poesía, la música, el canto y deja que el viento juegue con tu cara. Besa bien la tierra, toma toda el agua y aprende el idioma vivo de los pájaros.

Si me extrañas mucho, disimula el acto, búscame en los niños, el café, la radio y en el sitio ése donde me ocultaba.

No pronuncies nunca la palabra muerte. A veces es más triste vivir olvidado que morir mil veces y ser recordado.

Cuando yo me duerma, no me lleves flores a una tumba amarga, grita con la fuerza de toda tu entraña que el mundo está vivo y sigue su marcha.

La llama encendida no se va a apagar por el simple hecho de que no esté más.

Los hombres que “viven” no se mueren nunca, se duermen de a ratos, de a ratos pequeños, y el sueño infinito es sólo una excusa.

Cuando yo me vaya, extiende tu mano, y estarás conmigo sellada en contacto, y aunque no me veas, y aunque no me palpes, sabrás que por siempre estaré a tu lado.

Entonces, un día, sonriente y vibrante, sabrás que volví para no marcharme.

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