INCI y Unigermana: la historia de una mujer que volvió a levantarse cuando la oscuridad llegó primero

Cuando un tumor cerebral le arrebató la visión del lado derecho y la obligó a aprender nuevamente a caminar y a hablar, Carmen Navas creyó que la vida había terminado. Parecía imposible volver a mirar a su hijo de 10 años y acompañarlo en su crecimiento. Pero en medio del desorden emocional, la discapacidad repentina y la incertidumbre económica, encontró dos manos que no prometieron milagros, pero sí camino: el Instituto Nacional para Ciegos-INCI- y Unigermana. Juntas, estas instituciones la acompañaron en un proceso que hoy se convierte en testimonio nacional. Carmen no volvió a ver con el ojo que perdió, pero ahora como ella misma describe su proceso "ve con los ojos del alma".

 

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Por: Juan David Peña, Jefe de Prensa de Unigermana. Especial para cambioin.com

 

La vida de Carmen cambió en cuestión de días. El diagnóstico de un tumor cerebral no sólo implicó una intervención riesgosa, sino también un desenlace devastador: la pérdida total de la visión del lado derecho. La mujer que antes trabajaba, caminaba con soltura y se encargaba de su hogar, despertó sin equilibrio, sin orientación y sin la posibilidad de continuar su rutina cotidiana.

 

La rehabilitación fue un choque emocional y físico. En los primeros meses, Carmen tuvo que aprender nuevamente a caminar, a sostenerse, a reconocer dónde pisaba y cómo desplazarse sin caer. Su sistema nervioso tardó en responder, sus movimientos eran torpes, y la carga psicológica era profunda: la frustración, el miedo y la sensación de pérdida se intensificaron al pensar en su hijo, un niño de 10 años que dependía de ella y que aún la necesitaba fuerte.

 

En medio de ese difícil proceso, Carmen ingresó al INCI (Instituto Nacional para Ciegos), donde encontró orientación, acompañamiento y herramientas para adaptarse a una nueva forma de vida. Allí, profesionales especializados identificaron que Carmen no solo requería rehabilitación visual, sino un proceso integral que le permitiera comprender su nueva condición sin perder su autonomía.

 

Sin embargo, el camino no terminó en el INCI. En la búsqueda por reconstruir su proyecto de vida, el instituto la condujo hacia una alternativa que jamás había imaginado: la educación superior como herramienta de reconstrucción personal. Fue entonces cuando llegó a Unigermana, donde se abrió una puerta que transformó lo que parecía una pérdida irreversible en una posibilidad de renacer.

 

En Unigermana, Carmen aprendió a realizar consultas psicológicas domiciliarias, una competencia que no sólo fortaleció su perfil profesional, sino que la impulsó a creer nuevamente en sí misma. Allí recibió apoyo académico, acompañamiento docente y orientación para construir un emprendimiento social con enfoque humano.

 

Su proceso fue tan significativo que la institución decidió respaldar su iniciativa: un proyecto de atención psicológica accesible, cercano y empático para familias y personas con dificultades emocionales. Unigermana no sólo formó a Carmen, sino que la ayudó a estructurar su propuesta y a convertirla en una realidad.

 

Hoy, Carmen se ha convertido en un referente silencioso de superación. Su historia no es un anuncio institucional ni una campaña publicitaria: es la evidencia viva de que la educación, la rehabilitación y la solidaridad pueden transformar lo que parece una tragedia en un propósito.

 

Ella perdió la visión, sí. Pero ganó una forma distinta de mirar el mundo. Carmen no ve como antes... ahora ve con los ojos del alma.

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