Foto: Verónica Quintero, empleada de Cortolima, denunciada por funcionarios de la Corporación. cambioin.com
Por: Editor en Jefe - Publicado en junio 25, 2025
Varios empleados de la Corporación Autónoma Regional del Tolima o Cortolima por su sigla denunciaron a una de sus compañeras porque con sólo su mirada los intimida, en pocas palabras los aterroriza. Desde su llegada creó un habiente hostil en esa entidad oficial. Hoy piden a la gerente revisar lo que está sucediendo.
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Por: Editor General. cambioin.com
A continuación cambioin.com el portal de las noticias transcribe la denuncia que los empleados de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, enviaron para poner al descubierto a su compañera de trabajo:
Sonríe… estás en CORTOLIMA
“Una historia que no aparece en los boletines oficiales de CORTOLIMA”
En las oficinas de CORTOLIMA, exactamente en el Área de Liquidaciones, Persuasivo y Coactivo, hay algo más temido que los mismos informes de la Contraloría, la sonrisa de Verónica Quintero.
A primera vista, todo parece normal. Verónica llega puntual, saluda con cortesía y conserva una sonrisa impecable que podría engañar hasta al más entrenado psicólogo laboral. Pero esa sonrisa… no es de cordialidad: es su herramienta. Con ella, ejecuta más que liquidaciones; ajusta cuentas emocionales, derrumba autoestima y desarma reputaciones sin dejar huella. Su método es sutil, envía correos con doble intención, genera chismes disfrazados de preocupaciones, hace miradas que congelan y palabras que suenan a sentencia.
Pasa por encima de la subdirectora Administrativa y Financiera como si fuera un separador de carpeta, y no es raro que en reuniones se exprese y actúe con tal poder que uno duda si está aún conserva el cargo o si Verónica ya la reemplazó en espíritu… y en mando.
La realidad es que la presión que genera es asfixiante. Muchos funcionarios han terminado llorando en los baños, con crisis nerviosas, incapacidades por ansiedad y noches enteras sin dormir. El estrés que provoca es tal que hay quienes aseguran sentirse completamente acosados, vigilados y emocionalmente desgastados solo con verla sonreír.
¿Exageración? Tal vez. Pero si alguna vez visitas esa oficina, no olvides este consejo: No mires su sonrisa directamente. Y si te dice “todo está en orden” … comienza a preocuparte.
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